Las ferias culturales están ganando fuerza en ciudades medianas como Ávila, Jaén y Segovia, donde los eventos masivos eran anteriormente escasos. En los últimos tres años, estas localidades han experimentado un notable aumento de festivales literarios, ciclos de cine, ferias de arte y mercados de tradiciones locales que atraen tanto a residentes como a turistas nacionales.
Según datos del Ministerio de Cultura, más de 2 millones de personas asistieron a este tipo de eventos en poblaciones con menos de 100.000 habitantes durante 2024. Esta cifra representa un aumento del 35% respecto al año anterior, lo que evidencia un interés creciente por parte del público y una respuesta efectiva de las administraciones locales.
Uno de los factores clave en este fenómeno ha sido la colaboración entre colectivos vecinales, ayuntamientos y asociaciones culturales independientes. En ciudades como Cuenca y Teruel, iniciativas mixtas de financiación pública y privada han permitido poner en marcha festivales con programación variada y acceso gratuito.
Los organizadores coinciden en que la descentralización cultural está generando un efecto positivo en las economías locales. “El turismo de proximidad ha crecido, los hoteles se llenan y los bares reportan ingresos récord durante los días de feria”, explica Marta Roldán, gestora cultural en Soria.
Además del impacto económico, estas ferias están fortaleciendo el tejido social. Talleres familiares, actividades para niños y mesas redondas sobre identidad regional se han convertido en elementos centrales de la programación. Los ciudadanos no solo consumen cultura, sino que también participan activamente en su producción.
La tendencia sugiere que el auge continuará en los próximos años, con nuevas ediciones ya confirmadas y un número creciente de solicitudes de participación artística. Las ferias culturales se consolidan como espacios de encuentro, reflexión y orgullo comunitario en muchas ciudades medianas de España.