Un equipo de investigadores del Instituto de Salud Carlos III en Madrid ha desarrollado un biosensor portátil que permite detectar enfermedades en fases tempranas con una precisión del 94%. El dispositivo, de tamaño reducido y fácil uso, podría revolucionar el diagnóstico en zonas con acceso limitado a tecnología médica avanzada.

El biosensor funciona mediante una pequeña muestra de saliva o sangre, que reacciona con nanopartículas específicas que emiten señales ópticas detectables por una app móvil. Este enfoque permite obtener resultados en menos de 10 minutos y sin necesidad de personal médico especializado.

La fase de pruebas incluyó clínicas rurales en Extremadura y Andalucía, donde se testó el dispositivo con pacientes con sospechas de infecciones virales o bacterianas. Los médicos locales reportaron una mejora significativa en la detección temprana y en la rapidez de derivación a centros hospitalarios.

El proyecto ha recibido financiación del programa Horizonte Europa y cuenta con la colaboración de universidades de Alemania y Portugal. Actualmente se encuentra en fase de certificación por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

Los responsables del estudio subrayan el potencial del biosensor en campañas de salud pública, control de brotes epidémicos y atención primaria. “Queremos democratizar el acceso al diagnóstico rápido, sin comprometer la fiabilidad científica”, explica la doctora Clara Mínguez, coordinadora del proyecto.

Se espera que el dispositivo esté disponible comercialmente a partir de 2026, con un coste inferior a los 30 euros por unidad, lo que podría suponer una revolución en la atención médica comunitaria tanto en España como en países en desarrollo.